No se entiende muy bien por qué la Selección Argentina, actual campeona del mundo, bi campeona de América y para muchos el mejor equipo de todo el planeta, fue a jugar un amistoso contra Angola, un rival que ni siquiera estuvo cerca de lograr una de las 9 plazas que la FIFA le otorgó a Africa para la copa del mundo del año que viene. Quizás el motivo sea el dinero (se habla de que AFA recibió 12 millones de dólares para ir) o por ahí el trofeo -gigantesco, muuuuy llamativo- que recibió Lionel Messi de manos del presidente de ese país, Joao Lourenço.
El partido se disputó en Luanda, la capital angoleña, frente a más de 50.000 espectadores que llenaron la cancha y explotaron de amor, felicidad y gozo ante cada intervención de La Pulga, que incluso decoró su buena actuación con un gol a los 37 minutos del segundo tiempo. Ese tanto puso el 2-0 definitivo a favor de los dirigidos por Lionel Scaloni: Lautaro Martínez había roto la paridad en el marcador a los 43 del primer tiempo.
Desde lo futbolístico, se trató de uno de sos partidos que será más recordado por lo poco frecuente del destino que por el riesgo futbolero que supone enfrentar a estos seleccionados. Como cuando se jugó contra Estonia o frente a Curaçao, se da por descontado que las únicas incógnitas son saber en qué minuto llegará el primer gol albiceleste y por qué diferencia ganará Argentina. Se supone, también, que dentro de unos años alguien puede preguntarse en un medio de comunicación o en una charla entre amigos «¿Che, se acuerdan de aquella vez que la selección fue a jugar contra Angola?»
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Los que disfrutaron a más no poder el partido fueron los angoleños que pudieron ir a la cancha. Los espectadores. El público. Para ellos sí que fue un día tremendamente especial. Tener ahí a Messi y a los mejores futbolistas de la tierra (o a algunos de ellos) es un gusto que se dan pocos, y ellos estuvieron ahí, presentes, fueron testigos directos de una de las últimas salidas a escena de Leo con la celeste y blanca. Dicen que después del mundial llegarán los partidos para decir Adios, y nunca más vestirá «el manto sagrado».
EL LLAMATIVO TROFEO QUE RECIBIO LIONEL MESSI EN EL ARGENTINA 2-ANGOLA 0 DE HOY
El partido, además, sirvió para celebrar los 50 años de la independencia de Angola, cuyos colores patrios son el rojo y el negro. Un rápido repaso por internet permite saber que Angola declaró su independencia de Portugal el 11 de noviembre de 1975 proclamada por el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA). Esta fecha marcó el fin de más de cuatro siglos de dominio portugués, pero también el inicio de una guerra civil que enfrentó al MPLA contra otros movimientos de liberación nacional, como el FNLA y la UNITA. La guerra civil duró hasta 2002.
El actual presidente angoleño, junto con otras autoridades de ese país, le entregaron a Messi en reconocimiento a su presencia un trofeo de dimensiones inusitadas para un partido de este tipo. En el se podía ver una silueta con algunos rasgos de la Copa del Mundo y con el número 50 por el aniversario de la independencia local. Messi agradeció con respeto y alegría y debió hacer algún que otro malabarismo para sostener el galardón. Como dijo alguien por ahí, «era casi más alto que él».
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